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¿Yo, ir a Consejería? ¿Por qué?

Una de las mejores decisiones que podemos tomar cuando nos sentimos mal, ya sea simplemente con pensamientos negativos o, hasta más, pensamientos suicidas, es unirnos a una comunidad con personas saludables y seguras con las que podamos hablar honestamente. Se explica que con el distanciamiento social ha sido y será difícil encontrar estas personas, agregándole a esto la realidad que en la comunidad Latina suele ser difícil sentirnos comprendidos por eso de las diferencias culturales y generacionales. Si no se sienten listos para estar presentes con otros cara a cara por la pandemia, busquen una comunidad por las redes sociales con la que puedan participar, ya sea por medio de una iglesia en la que se congregan u otros lugares que tengan su salud en mente. Plataformas como “zoom” nos han dado oportunidades increíbles durante esta época tan difícil para conectarnos sin tener que tomar riesgos físicos. Otra decisión que podemos tomar que tiene mucho valor es buscar un/a terapista profesional con quien platicar con confianza y juntos crear un plan de protección. Es importante comprender que no estamos solos en estos sentimientos y que no podemos ignorarlos o reprimirlos. Si se dan cuenta, el tema central hasta este punto es ¡PLATIQUEMOS! En la comunidad Latina tendemos a mantener nuestras conversiones a un nivel superficial, y cuando si tenemos el valor de platicar sobre nuestras necesidades emocionales, las respuestas que recibimos suelen ser algo como “aguántese” o “en mis tiempos…” o “así es la vida” o respuestas similares que le quitan el valor a lo que estamos sobrepasando. Lo que esto ha ocasionado es que retenemos nuestro dolor y lo acumulamos hasta que tenemos necesidad de explotar. En algunas personas esta explosión se presenta como furia y en otras se puede presentar como pensamientos suicidas. Por eso es, que platicar con personas que son sanas y seguras es tan importante, esto nos ayuda a liberarnos de estos sentimientos y pensamientos para no actuar en ellos. Adicionalmente, recordemos que somos seres físicos, emocionales, intelectuales, y espirituales, por lo tanto, es importante que estemos saludables y balanceados en todas estas áreas.

Hay varias maneras de reconocer cuando nuestros hijos necesitan ayuda para su salud mental y emocional. Pero antes de darles algunas maneras, quiero recordarles que a veces nuestros hijos sufren porque como padres no hemos tenido la oportunidad de armarnos con herramientas que nos pueden ayudar a ser padres más atentos. Les aplaudo el hecho de que estén informándose ahora, y los animo a que ustedes también procesen asuntos que puedan, sin intención propia, estarles afectando negativamente a sus hijos. En todo caso, lo primero que debemos observar es como se están relacionando con sus compañeros. Si sus hijos no le hacen caso, puede ser que no sea por rebeldía, sino tal vez se sienten solos o no saben crear amistades. Otra cosa que pueden observar es si han habido cambios drásticos de actitud o de su manera de expresarse. Algo muy importante es, si sus hijos le dicen, “necesito hablar” o hacen preguntas que para usted suenan muy personales, pongan atención, están tratando de procesar sus emociones. Aparte de observar como participan con sus compañeros, también observen calificaciones, no para darles más rigor, si no para saber si necesitan ayuda. Observen como se comunican con personas de diferentes edades, razas, clases sociales, etc. Mas que todo, nosotros somos las personas que tenemos más influencia sobre nuestros hijos, ellos se van a cuidar de la misma manera que nosotros nos cuidamos. Así que, ayudándose a usted mismo les va a dar el deseo a ellos de pedir ayuda cuando la necesiten.

Reflexionando nuevamente en el hecho de que somos seres físicos, emocionales, intelectuales, y espirituales nos podemos dar cuenta que el encerramiento provocado por la pandemia, aunque necesario, nos ha afectado negativamente en estos aspectos. Ya no salimos a caminar o hacer deporte como antes. Ya no participamos en conversaciones que nos estimulan el pensamiento y las emociones porque no estamos alrededor de personas distintas. Ya no participamos en actos espirituales con otros, como ir a la iglesia u otras reuniones religiosas. Por lo tanto, tenemos que dedicarnos con más fuerza para que cada aspecto de nuestro ser este satisfecho. Asegurando de seguir precauciones, hagan ejercicios, usen las plataformas que existen para platicar en grupos, lean un libro que han deseado leer por mucho tiempo, y busquen la manera de reunirse con personas que compartan su fe. Aparte de eso es bueno entender que la depresión puede ser que sean emociones reprimidas, es importante que procesemos estas emociones. Lo que el encerramiento ha hecho, es que nos ha puesto frente a frente con emociones que tal vez estábamos ignorando antes del 2019. Esta es la oportunidad de lidiar con ellas. Hablen con alguien que les pueda ayudar a procesar emociones que tal vez tienen años de estar presentes.

¡Muévanse! Muevan el cuerpo, jueguen deportes, bailen, corran, jueguen con el Wii, hagan cualquier ejercicio sano y seguro que estimule lo químicos naturales y buenos en su cerebro.
¡Respiren! Tenemos dos órganos en el cuerpo que podemos controlar, el cerebro y los pulmones. Deveras, prueben decirle a su hígado que se mueva, ¿se movió? Estoy casi 100% segura que no. Ahora, díganle a sus pulmones que se expandan por medio de respirar, ¿Ven? Sus pulmones se expandieron, Bueno, ¿porque este ejercicio? La ansiedad regularmente se presenta porque de alguna u otra manera nuestro cuerpo siente que algo esta fuera de control o desbalanceado. Al controlar nuestra respiración podemos calmar nuestro cuerpo para que pueda observar, por medio del cerebro, si de verdad estamos en situaciones difíciles y luego tener la claridad para pensar en que podemos hacer, si algo o nada, para mejorarlas.
Otra actividad que pueda ayudar en momentos de ansiedad es, mentalmente exploren en donde en su cuerpo es que sienten la ansiedad y apoyen es parte de su cuerpo como que le estuvieran dando un abrazo. Por ejemplo, si sienten que sus manos les tiemblan únanlas como que si alguien les estuviera agarrando la mano para cruzar la calle. Nuestro cuerpo a veces reacciona a peligros que tal vez nuestro cerebro no a notad, entonces pónganle atención a su cuerpo y ofrézcanle la protección que necesita.

Por último, les recuerdo, que estar en comunidad es muy importante para nuestra salud completa. Unirnos con gente en la que confiamos y que tiene nuestro bien en mente nos ayuda mucho en estos tiempos que suelen ser tan difíciles.

Ilse Sucely de León, MABC, LPC – TX, LCMHC – NC